El Subcomandante Marcos se reune con niños en la ciudad de México

By Anonymous (not verified) , 3 May, 2006
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suuAuuu

sábado 30 de abril de 2006. Magdalena Contreras, surponiente de la ciudad de México. Reunión del Subcomandante Insurgente Marcos, Delegado Zero del EZLN para la otra campaña, con niños del Distrito Federal.

Preguntas de los niños
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La Historia de las piedras y los sueños
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fotos de Enlace Zapatista

sábado 30 de abril de 2006. Magdalena Contreras, surponiente de la ciudad de México. Reunión del subcomandante insurgente Marcos, delegado zero del EZLN para la otra campaña, con niños del Distrito Federal.

A partir del lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, diversas personas y colectivos se han preocupado por desarrollar trabajo con niños al interior de La Otra Campaña. Este día algunas de estas personas y grupos que están trabajando en la construcción del llamado "sector niños" generaron una actividad con 50 niños y niñas, donde luego de realizar dinámicas de grupo con ellos se encontraron con el Subcomandante Insurgente Marcos, le hicieron preguntas sobre la lucha que están haciendo los zapatistas, sobre como ven el mundo y algunos manifestaron solidaridad con su lucha.


El primer audio son las preguntas de los niños al Sub.
El segundo es el cuento de cuando el Sub era caballo y las piedras eran sueños.

Estos son unos pedacitos transcritos a vuela pluma del cuento, seguro que luego aparecerá una transcripción completa:

Allá donde yo vivo las historias parecen cuentos.
Yo vivo en las montañas del sureste mexicano, cerca del país que se llama Guatemala, junto con mis compañeros y compañeras zapatistas.

Nosotros somos pueblos indios, que estábamos antes de que llegaran los conquistadores españoles. Nosotros somos pueblos mayas, o sea que es como si fueramos un árbol y nosotros fueramos una rama de se árbol.

Allá hay pueblitos y nosotros les decimos comunidades, por que la mayor parte de las cosas las hacemos en común, por que de por si así es nuestro modo.

Y resulta que donde vivo hay muchos niños y niñas y mucho juegan y hacen relajo y hacen mucha bulla decimos nosotros.

Pero antes no era así, antes se la pasaban enfermos y tristes, por el olvido en que estábamos como pueblos indígenas. Yo sé que se morían de olvido. Y nadie se daba cuenta en las ciudades, por que no sabían que existíamos.

A los que son de la ciudad nosotros les decimos ciudadanos, por que son personas que viven en la ciudad. Los ciudadanos no sabían que nosotros nos moríamos de tristeza y dolor.

Y hay ciudadanos que luchan contra esos malos gobiernos y sus malos ricos, pero resulta que no sabían que pasaba.

Pero nosotros, que somos los zapatistas si nos dábamos cuenta, y entonces nos organizamos y nos levantamos contra los malos gobiernos. Eso fue el 1 de enero de 1994. Y entonces pasó que mucha gente se dio cuenta de que ahí estamos y de que no somos gente mala, sino que somos indígenas zapatistas, o sea que buenas personas somos nosotros, y entonces mucho nos apoyaron y así pudimos hacer muchas cosas y ahora nuestros niños y niñas estan contentos y van a la escuela y mucho juegan y hacen bulla.

Y a veces cuando llego a un pueblo se juntan un buen tanto para que yo les cuente un cuento o una historia, o nos vamos a pescar al rio o nos vamos a cazar cuches que se meten a la milpa. Cuches les decimos a los cochinos.

Yo creo que los niños me invitan a jugar, por que saben que tambien soy un niño, y me quitan la pipa y ahí ando corriendo detrás de ellos diciendo que los voy a fusilar y ellos siguen corriendo y riendo sabiendo que no es cierto.

Nosotros los zapatistas pensamos que todos tenemos un trabajo y que el trabajo de los niños y las niñas es aprender y jugar.

Yo vivo en la punta de un cerro, ahí teníamos un campamento que se llamaba Aguafría, ahí naci, y me pusieron de nombre Subcomandante Insurgente Marcos, pero como es muy largo entonces me dicen "Sup".

Yo nací en la montaña, haya hay muchos árboles, manantiales y animales grandes y pequeños. Ahí hay muchas arañas, pequeñitas y grandes. Hay una araña que hace su nido con cabellos, cuando estamos dormidos nos corta pedacitos de cabello o tambien corta los cabellos que tienen los caballos en las patas.

Yo antes de ser sub era caballo, un caballo de ojos tristes, ya luego me hice sub, pero me quedaron los ojos tristes, por eso tengo la nariz tan larga, por que antes era caballo.

Bueno, pues cuando era caballo conocí a una niña muy pequeñita, pero de a tiro pequeñita. Esta niña se llamaba diciembre, por que nació en el mes de noviembre. Ya se que no se entiende, pero eso lo expliqué en otro cuento que se llama "La flauta chueca".

Bueno, pues esta niña muy pequeñita estaba muy triste, pero muy triste, o sea que como decimos nosotros estaba chipil, o sea que como que no le pasaba el día y le salían unos suspiros que parecía que tenía hipo, por que tenía como que mucho sentimiento... y le hacía haaaa, haaaaa.

No se por que tenía mucho sentimiento, yo de por si aunque antes era caballo no entiendo a las mujeres, no importa si son pequeñitas como diciembre o ya de edad mayor como doña Juanita.

La doña Juanita era su compañera de un señor muy sabedor, que se llamó Antonio y nosotros le decíamos el viejo Antonio. El viejo Antonio se sabía muchos cuentas e historias de las montañas y de nuestros antepasados, y el me enseñó la lengua indígena y me enseñó a mirar en el corazón de las personas. Muchas cosas me enseñó, pero no todas las aprendía, entoces parecía más bien burro en vez de caballo, por que no aprendía.

Me encontre con esta niña muy pequeñita que se llamaba diciembre, y la encontre cuando fui a tomar agua en un arrollo, estaba sentada en una piedra y suspirando muy triste. Entonces me animé y le dije "buenas tardes", hacia mucho calor y yo quería tomar agua y la niña estaba ahí mero donde yo tomaba agua, entonces Diciembre volteó a verme y dijo "hola caballo". Y entonces yo me puse muy contento de que no se espantara. Pero ya se que de por si los los niños saben que los caballos hablamos y leemos y sabemos geografia y matemáticas y otras cosas que se aprenden en las escuelas, pero que los caballos aprendemos de la tierra, y por eso los caballos casi siempre están mirando para abajo, por que están aprendiendo la lección que está dando la tierra.

Le pregunté a la niña que por que suspiraba tanto, que si estaba triste o que si le dolía la panza, ella quiso decir algo, pero solo suspiró y luego le dió hipo. Y ahora que hago pensé. Y entonces me acorde de una historia que me contó el viejo Antonio cuando yo aún no era caballo, sino que aún era un vientecito. Entonces me puse una nube en los labios y entonces le conté a la niña como al viento le contó el viejo Antonio la historia de las piedras y los sueños.

Cuentan los más mayores de nuestros abuelos, que los dioses primeros eran muy descuidados y donde quiera dejaban tiradas sus cosas. Cuentan que en los primeros días los hombres y mujeres de maíz, los hechos con maíz y palabras, por donde quiera se topaban con cosas tiradas por los dioses. Se encontraban una chancla, un asadón. Y entonces preguntaban "de quien esta chancla que está tirada en medio del camino". Y rápido se veía que no era de nadie, por que no había mucha gente en el mundo. Por que ya habría despues muchas madrugadas para que los hombres y mujeres del maíz se sembraran uno en la otra.

Entonces se sabía que había un dios que andaba medio cojo por que no traía su chancla y ya luego se sabía por que el dios no se quedaba callado, y en lugar de buscar la su chancla cantaba aquella que dice "y la chancla que yo tiro, no la vuelvo a levantar".

Pero no solo se le caían las chanclas a los dioses, tambien se les caían los sueños, pues dormían en hamacas. Ahí nomás donde le daba hambre se sentaban en la orilla del arrollo y batían su pozol. Cuando les entraba las ganas de dormir se echaban a dormir sin pena y se ponían a soñar puras cosas buenas, pero como no se acomodaban bien y andaban a la vuelta y vuelta y entonces se les caían los sueños y como la hamaca era tejida el sueño se iba hasta el suelo.

Y cuando el dios se despertaba nomás recogía la hamaca, la metía su morraleta y anda y vete, nomás a seguir caminando. Pues esos sueños no eran todos iguales, sino que unos eran sueños de colores diferentes, de distintas formas, y otros se rompían al caer y quedaban partidos en distintas partes y entonces la tierra se llenaba de colores y formas diferentes.

Y los primeros hombres y mujeres diferentes llamaron piedras a esos sueños de colores distintos. Y en la noche parecían luces. Y los niños jugaban a la matatena, al avión y hacian caminitos en las noches. Y esos sueños que eran piedras tambien cantaban canciones. Y había piedrecitas que amor no decían, sino que lo murmuraban, como si una canción cantaran al amor moreno de la tierra.

Y entonces llegaron los poderosos, que sea los ricos y sus malos gobiernos, a hacerle mucho mal a los hombres y mujeres de maiz, que sea a los originarios de estas tierras. Y entonces los hombres y mujeres del maiz, para que los ricos no se robaran los sueños hechos piedras de los dioses, los agarraron y los aventaron para arriba y las piedras pegaban con el techo del mundo y lo dejaban hollado, que sea con hoyos y bien llena de agujeros quedó la noche, que sea, la cobija con la que se tapa el sol cuando duerme.

Los hombres y mujeres del maíz le contaron esta historia a sus hijos e hijas, por eso nuestra gente va caminando mirando al suelo, buscado si esa piedra es un pedazo de sueño roto y lo recogen para completar el sueño roto e incompleto y ya que los juntan escuchan lo que dice ese sueño roto. Como saben escuchar a las piedras tambien saben escuchar los silencios y hay que saber armar los silencios del corazón colectivo.

Me fui cuando escuché que la mamá de diciembre la llamaba, olvidando su nombre, como se les olvida el nombre a las mamás cuando están enojadas.

Yo me fui buscando los pedazos de un sueño colectivo de nuestros pueblos originarios que dice y canta dignidad.
Y así pasó este cuento y que pasó cuando yo no era el Sup, sino que era un caballo, cuando todo era muy sencillo, por que ahora que soy el Sup todo es un relajo, y recorro escuchando lo que dice el corazón colectivo de la gente sencilla en todo el país.

Tan tan...

La ciudad de México ha crecido tanto en los últimos 80 años, que esta zona que en el pasado era lejanísima de la ciudad capital hoy forma parte de sus orillas y sus acuíferos son amenazados por corporaciones constructoras de unidades habitacionales que hacen que la ciudad siga creciendo. En ese espacio de lucha y de resistencia se realizó el encuentro entre niños y niñas y el Subcomandante Insurgente Marcos.